Te quiero, por muchos motivos, el primero quizá es
egoísta, y es que te quiero porque me haces quererme a mi.
Haces que mis cicatrices pasen a ser un segundo plano
cuando las acaricias con tus palabras, con tu paciencia, con tus ganas de
mostrarme una cara del amor que no conocía.
Y es que poco a poco, me demostraste que el amor no
tiene heridas, no tiene dudas, no tiene peros, no tiene excusas, no tiene
culpas, no tiene reproches, no tiene gritos, no tiene vendajes después de
causar una brecha que nadie debería tolerar jamás.
Al final, y en definitiva, creo que me enseñaste a
querer, a querer como se quiere de verdad, a pesar de todos los miedos que
llevaba y que llevo, en la mochila, a pesar de ellos. A pesar de las dudas de
la chica insegura y con la cabeza llena de nubes, y de pajaros en muchas
ocasiones, a pesar de mi temor a volver a salir llena de cicatrices, a pesar de
todo, a pesar de mi, de mi pasado, y de mi presente, que lo quiero contigo.
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