Tal vez esto sea lo más difícil que he escrito nunca, tal vez es más
fácil escribir sobre amores pasados, pero esta vez eres tu quien se está
convirtiendo en pasado, no sé cómo decirte que no quiero que te vayas, pero
tampoco quiero que te quedes así, a medias, con un ni contigo ni sin ti, con un
ahora si y ahora no entre los dientes. Quiero, que si te quedas sea como antes,
cuando no existía más promesa que compartir amaneceres, cuando eras prioridad
entre un montón de opciones, cuando dejamos de ser tu y yo y formamos un
nosotros. Quién sabe, tal vez es mi culpa por dejarte ver que eras tan
importante para mi, todo era más fácil cuando pensabas que pasaba de ti, nunca
nos quisimos tanto como cuando no éramos nada, cuando te esforzabas por sacarme
una sonrisa día a día y por compartir momentos. Tal vez, cuando viste que tu
vida ya formaba parte de la mía fue cuando decidiste que ya daba igual, que ya
habías conseguido lo que querías, que ahora era yo quien estaba detrás tuya, y así
no se puede, si no existe un equilibro no existe una estabilidad, y si no hay
estabilidad no hay confianza, y hace tanto que no confío en ti... y es triste,
es triste ver cómo me dices algo y no te creo, y me callo, y dudo de
absolutamente todo lo que tenga que ver contigo, y me vuelvo loca inventando
historias que ni si quiera existen, y si, me comen los celos, las dudas y el
miedo, pero sobretodo: La tristeza de lo que pudo ser y no fue, de lo que nunca
será. De aquel nosotros que ya nunca volverás a escribir en un papel, aquel
nosotros que seguiré escribiendo, por si acaso, por si decides volver a ser tu,
por si algún día me canso de quererte de más y echarte de menos, y eso es lo
más triste, echarte de menos cuando estás a mi lado, dormir en la misma cama
sin compartir sueños, mirarte y no reconocer el pasado en tus ojos, estar tan
jodidamente cerca separados por una distancia que es mucho peor que un puñado
de kilómetros; el silencio. El silencio de dos personas que fueron todo cuando
ni siquiera eran nada y ahora, ahora solo queda el recuerdo de un pasado que
jamás volverá a ser lo que fue, el compararte con tu yo del pasado y ver que no
estás, que ya no queda nada de aquellos ojos que dibujaban primaveras a su
paso, y ahora; invierno. y yo sin tu abrigo. Por eso no sé si quiero que te
quedes o te vayas, ya sabes Hay personas que se odian porque un día se quisieron,
y joder, te quise demasiado y no me gustaría tener que convertir todo eso en un
odio que ni siquiera serial real, odiar también es un sentimiento, y de los
fuertes. Y ya no sé cómo decirte esto, ya no sé cómo explicarte que quiero irme
solo para que te des cuenta que me voy y me detengas. No sé que ha pasado,
tampoco quiero saberlo, déjalo de verdad, no quiero escuchar otra escusa ni
tener que creerme otra mentira. Por eso una parte de mi quiere que te vayas,
para no llegar al punto de terminar odiándonos, para poder mirarnos a los ojos
sin agachar la cabeza, para marcharnos antes de hacernos más daño. Pero está la
otra parte, la de la esperanza, la que quiere que te quedes y olvidar estos últimos
meses, la que quiere volver a ver aquella sonrisa que era capaz de
transportarme a cualquier parte, la que ya no brilla igual que antes, de la
cual ya no soy motivo, ni causa, ni nada por el estilo. Lo que no entiendo es
porque no te vas de una vez, si ya no estamos bien, si se nota que no es lo de
antes, vete, de verdad, que haces más daño si te quedas, si te miro y no te
conozco, si tengo que estar comparándote con el pasado, con quien eras antes,
con quien nunca más serás. Rómpeme de una vez por todas a ver si con suerte te
escapas por alguna de las grietas. O quédate, pero para siempre que ya no me
vale eso de quererte a medias.
fácil escribir sobre amores pasados, pero esta vez eres tu quien se está
convirtiendo en pasado, no sé cómo decirte que no quiero que te vayas, pero
tampoco quiero que te quedes así, a medias, con un ni contigo ni sin ti, con un
ahora si y ahora no entre los dientes. Quiero, que si te quedas sea como antes,
cuando no existía más promesa que compartir amaneceres, cuando eras prioridad
entre un montón de opciones, cuando dejamos de ser tu y yo y formamos un
nosotros. Quién sabe, tal vez es mi culpa por dejarte ver que eras tan
importante para mi, todo era más fácil cuando pensabas que pasaba de ti, nunca
nos quisimos tanto como cuando no éramos nada, cuando te esforzabas por sacarme
una sonrisa día a día y por compartir momentos. Tal vez, cuando viste que tu
vida ya formaba parte de la mía fue cuando decidiste que ya daba igual, que ya
habías conseguido lo que querías, que ahora era yo quien estaba detrás tuya, y así
no se puede, si no existe un equilibro no existe una estabilidad, y si no hay
estabilidad no hay confianza, y hace tanto que no confío en ti... y es triste,
es triste ver cómo me dices algo y no te creo, y me callo, y dudo de
absolutamente todo lo que tenga que ver contigo, y me vuelvo loca inventando
historias que ni si quiera existen, y si, me comen los celos, las dudas y el
miedo, pero sobretodo: La tristeza de lo que pudo ser y no fue, de lo que nunca
será. De aquel nosotros que ya nunca volverás a escribir en un papel, aquel
nosotros que seguiré escribiendo, por si acaso, por si decides volver a ser tu,
por si algún día me canso de quererte de más y echarte de menos, y eso es lo
más triste, echarte de menos cuando estás a mi lado, dormir en la misma cama
sin compartir sueños, mirarte y no reconocer el pasado en tus ojos, estar tan
jodidamente cerca separados por una distancia que es mucho peor que un puñado
de kilómetros; el silencio. El silencio de dos personas que fueron todo cuando
ni siquiera eran nada y ahora, ahora solo queda el recuerdo de un pasado que
jamás volverá a ser lo que fue, el compararte con tu yo del pasado y ver que no
estás, que ya no queda nada de aquellos ojos que dibujaban primaveras a su
paso, y ahora; invierno. y yo sin tu abrigo. Por eso no sé si quiero que te
quedes o te vayas, ya sabes Hay personas que se odian porque un día se quisieron,
y joder, te quise demasiado y no me gustaría tener que convertir todo eso en un
odio que ni siquiera serial real, odiar también es un sentimiento, y de los
fuertes. Y ya no sé cómo decirte esto, ya no sé cómo explicarte que quiero irme
solo para que te des cuenta que me voy y me detengas. No sé que ha pasado,
tampoco quiero saberlo, déjalo de verdad, no quiero escuchar otra escusa ni
tener que creerme otra mentira. Por eso una parte de mi quiere que te vayas,
para no llegar al punto de terminar odiándonos, para poder mirarnos a los ojos
sin agachar la cabeza, para marcharnos antes de hacernos más daño. Pero está la
otra parte, la de la esperanza, la que quiere que te quedes y olvidar estos últimos
meses, la que quiere volver a ver aquella sonrisa que era capaz de
transportarme a cualquier parte, la que ya no brilla igual que antes, de la
cual ya no soy motivo, ni causa, ni nada por el estilo. Lo que no entiendo es
porque no te vas de una vez, si ya no estamos bien, si se nota que no es lo de
antes, vete, de verdad, que haces más daño si te quedas, si te miro y no te
conozco, si tengo que estar comparándote con el pasado, con quien eras antes,
con quien nunca más serás. Rómpeme de una vez por todas a ver si con suerte te
escapas por alguna de las grietas. O quédate, pero para siempre que ya no me
vale eso de quererte a medias.
0 comentarios:
Publicar un comentario