domingo, 8 de noviembre de 2015

Nunca



Como duele darme cuenta que en realidad no me querías, no supiste valorarme, no me respetaste, no me cuidaste, pero al final me he dado cuenta de lo que realmente me estaba haciendo daño es que era yo quien no me quería.
Tenía tanto miedo a quedarme sola...Que preferí seguir perdonando, aun sin merecértelo. Al final me he dado cuenta que es mucho mejor estar sola que rodeada de mentiras.
Y ahora soy yo quien se está enamorando, de mi misma, quien ya no tiene miedo a ver su reflejo en los espejos, quien sonríe sin motivo alguno, quien ya no tiene que hacerse la fuerte...porque realmente lo es.
Y no ha sido fácil llegar hasta este punto, pero al final he aprendido que si duele no es amor, que es mejor salir corriendo, que no vale la pena. Y menos mal que tuve fuerzas para salir de un lugar que ya estaba destrozado.
Al final la felicidad la tenía a la vuelta de la esquina, solo tuve que tocar fondo mil veces para atreverme a seguir caminando y descubrir que los finales son un bonito comienzo, pero de otra historia. Que las segundas partes nunca fueron buenas. Y lo que una vez salió mal...Volverá a salir mal mil veces. Y en el fondo lo sabes.
Pero nos empeñamos en quedarnos por miedo al cambio, por miedo a ser felices... sí, estamos tan acostumbrados a la tristeza que nos da pánico sonreír por si luego la hostia es más fuerte. Por miedo a la soledad, hasta que te das cuenta que no hay nada más triste que sentirse sola cuando realmente no lo estás.
Pero un día entiendes que en lugar de darle una oportunidad al pasado...Deberías plantearte dársela al presente, que esa es la única forma de construir futuro.
Créeme que la única forma de salir de ahí es quererte tú, y no esperar a que te quieran los demás para sentirte bien.
Porque si tu felicidad depende de alguien...Nunca serás feliz.
Nunca.


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