Una vez observé a un grillo que se posaba en la arena. Era verde anaranjado con sus dos grandes antenas.
Estaba tranquilo el grillo, relajado, moviendo con lentitud sus patas y de repente saltó y se enganchó a mis gafas.
Aumentado por la lente parecía un elefante, menudo susto me dió, raro insecto tan desgarbado y feo.
Asustados los dos por tamaño y aspecto.
¿Qué pensaría el grillo de mí? Quizás nada o quizás sí.
Compartiendo el mismo espacio y tan diferentes ambos. Nadie es pequeño ni grande todo cambia en un segundo aquí y ahora. Siempre.
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miércoles, 3 de abril de 2019
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