sábado, 31 de enero de 2015



Mi vida es como una estación de tren.
Gente que viene y se va, gente con prisa por llegar y sin ganas de irse.
Gente que tiene billete de vuelta y aún así no vuelve.
Despedidas, lágrimas en el borde del anden
Los “te echaré de menos” “Vuelve pronto” “No te olvides de mi”
Las maletas (Siempre tengo la maleta hecha por si en algún momento tengo que huir)
Las idas y venidas, la frase que no dijiste justo antes de que la otra persona cogiese el tren. Las lagrimas cuando el tren se aleja, y tú te quedas mirando sin poder hacer nada.
Fuiste el último pasajero de mi andén, el beso de despedida de dos amantes, el te quiero que no dijiste antes de marcharte, la niña que se despide de su padre llorando, los amigos que no volverán a verse hasta la próxima primavera, los novios que se quieren tanto que la próxima vez que se vean ya no sentirán nada al mirarse a los ojos.
Hace tiempo que mi vida se resume en esperar la próxima despedida, en vivir en estado de espera, en tener un adiós en la boca por si tengo que utilizarlo, subir y bajar de trenes que no llegan ninguna parte, y sigo sin tener dinero para el tren con destino felicidad.
No te pido que te quedes para siempre..Pero quédate al menos hasta mañana. Quédate que estoy cansada de ver gente subir y bajar de mi vida, quédate que sin ti las estaciones están repletas de nostalgia, quédate…que no se seguir si no veo el reflejo de tus ojos en los espejos. Quédate… que el invierno será demasiado frio si no tengo tus manos.
Estoy cansada de trenes que no llegan, de distancias, de kilómetros, de silencios, de decepciones, de los te quiero de rebajas, de los finales que no llegan, del después de los despueses, de la poesía, de todos los poetas, de todo lo que me recuerda que algún día tú también subirás a un tren destino olvidarme. Harta de que mi vida sea una puta estación de tren, con beso de despedida incluido.

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