martes, 14 de junio de 2016

El día que nos perdimos





El día que nos perdimos no dimos cuenta que esto no era tan especial
como pensábamos, éramos otra historia más, otro capítulo en un libro lleno de
palabras sin sentido, de protagonistas secundarios y de páginas contadas. Y ya
nos las hemos leído todas, ya no hay nada más que escribir por mucho que nos
empeñemos en ello. Creo que cuando la persona que tienes al lado ya no puede
aportarte nada es el momento exacto para irse, antes de hacer más daño. Y
estamos en ese punto, en el último capítulo de un libro que tenía que durar
para siempre, para siempre, otra de las tantas mentiras que escribimos. Ojala
pudiese quedarme leyéndote mucho más tiempo, pero empiezas a doler, y no me
quiero ir, pero no sé como quedarme a tu lado. Si de verdad lo sabes: dímelo, explícame
como me quedo al lado de alguien que hace tiempo cambió de libro. Creo que la
forma más valiente de querer es saber cuándo es momento de irse, los dos
sabemos que si me quedo vamos a terminar odiándonos, y... no nos merecemos eso.
Por eso me voy ahora, en el momento justo, donde ya no me queda ilusión por ti,
ni ganas de luchar en una guerra que ya está perdida. Ojala encuentres a
alguien que sepa quererte tal y como eres, con tus idas y venidas, tus momentos
de locura y tus paranoias. Ojala sepan ver que detrás de esa preciosa sonrisa
se esconde un corazón frágil. Aunque te empeñes en ponerte un escudo Yo, por mi
parte, te echaré de menos, lo sé, se que aunque me vaya yo, soy quien peor lo
va a pasar, pero es tan necesario tomar distancia para poder ver todo con
claridad, me he puesto demasiadas veces la venda en los ojos y ya ni si quiera
se cuando creerte o cuando seguir pensando que todo es como antes. Y no, no lo
es, ni tu ni yo somos los de antes, ya no existe un nosotros, ya no hay planes
compartidos, ni cervezas a medias. Ya solo queda el recuerdo de lo que pudo ser
y no fue. Supongo que tu también te estás dando cuenta, llevo tiempo intentando
despedirme de ti, pero no pude. ¿Cómo no íbamos a estar distanciados si ni si
quiera hemos sido capaces de decirnos lo que sentimos? Yo no me quiero ir, y tu
quieres que me quede. Pero callamos, por miedo a una respuesta que todavía
duela mas. No me voy a quitar culpa, estos últimos meses hubiese podido luchar
por ti, pero me quedé sin fuerzas y jugamos a eso de que si tu pasas yo paso
más, y ahora ya hay demasiada distancia entre nosotros como para volver a los
que un día fuimos. Ojala, en un tiempo sea capaz de volver al lugar del que no
me iba a ir nunca, ojala dejes de doler y pueda regresar, mientras tanto cuídate,
que yo ya no puedo hacerlo, se feliz y nunca olvides que te prometí que no me iría
nunca...pero tampoco pensé que llegarías a doler tanto. Y si me quedo voy a
terminar complementa mente rota. Espero que tú seas capaz de recordar sin que
te duela, espero que aprendas a cuidar aquello que no quieres perder. Y ojala
cuando nos volvamos a cruzar seas capaz de decirme que me has echado de menos y
que quieres que vuelva. Ojala ese día yo te siga echando de menos. Hasta
entonces... recuérdame, aunque solo sea una vez al día. Recuérdame, que yo no
seré capaz de olvidarte.





miércoles, 8 de junio de 2016

Te echo de menos



Te echo de menos, echo de menos cuando sonreías sin ningún motivo,
simplemente por el hecho de seguir viviendo, echo de menos aquellas tardes
donde no hacer nada lo era todo. Te recuerdo hace unos meses siempre con ganas
de luchar, con una sonrisa por bandera y sin más patria que donde estaba la
gente que querías. Recuerdo aquellos días hablando hasta las tantas contigo,
del pasado, del presente, y de un futuro que no existe. Y es que hace mucho que
ya no eres la misma persona, ya no sonríes cuando nadie te mira, ya no eres
capaz de escuchar ciertas canciones sin recordar, ya ni si quiera me escribes.
Echo tanto de menos aquello que fuiste, recuerdo que antes me querías y no
entiendo qué coño ha pasado para que ahora no seas capaz de mirarme a los ojos,
tal vez te de miedo lo que tienes enfrente, tal vez no quieres aceptar que es
cierto, que has cambiado, que ya no eres aquello que fuiste, aquello que
prometiste que nunca dejarías de ser. Y ya no lo eres. Quiero que todo sea cómo
antes, como cuando tenías magia para resolver cualquier problema, cuando nos
entendíamos con una mirada, cuando decías las cosas a la cara sin miedo a que
pudiese opinar el resto de la gente. Cuando no tenías miedo de querer, de
quererme, y el miedo no entraba dentro de tus planes. Quiero volver a ver
aquellos ojos llenos de dudas pero siempre con una solución en la sonrisa,
aquella sonrisa que tanto me gusta, aquella sonrisa que ahora no encuentro por
ninguno de los cajones de mi habitación. ¿Donde se escondieron tus ganas de
reír? ¿Tus ganas de luchar por mí? ¿Todo aquello que prometiste? Donde están
todas aquellas promesas? Me juraste que seriamos felices, y ahora tengo que ver
alguna fotografía para recordarte feliz, y duele, joder que si duele... Duele
recordar como hace unos años éramos el equipo perfecto, el equilibrio para una
vida que sabíamos que estaba llena de baches, pero nadie me dijo que terminaría
enamorándome de unos de ellos, y que entonces empezaría a echarte de menos a
ti. Es cierto que en la vida no se puede tener todo... Pero te prometo que no
quiero volver a perderte nunca, y, si, tal vez me equivoque, de hecho estoy
segura que me equivoque cuando decidí que era mejor estar con el que contigo,
lo hice mal y lo estoy pagando cada día, pero si te sirve de algo: nunca
volveré a alejarme de ti, pero tienes que volver a ser como eras antes, con esa
sonrisa que era capaz de ganarle la guerra a cualquier hijo de puta que se
cruce por el camino. De verdad, perdóname por olvidarme de ti, por no saber
cuidarte, por no darme cuenta que te estabas convirtiendo en una persona fría,
en todo lo que dijimos que nunca seriamos. Y ojala vuelvas pronto, porque nunca
pensé que echar de menos a alguien fuese tan duro, pero si hay algo más triste
que echar de menos a alguien... es que ese alguien seas tú mismo. Ojala sea
capaz de perdonarme porque me echo de menos. Y duele.

viernes, 3 de junio de 2016

Entre todo y nada



Empezaré diciendo que nunca pensé escribirte esto, nunca pensé decir vuelve a una persona que no iba a marcharse. Lo hicimos todo al revés, no vamos a mentirnos, recuerdo la primera vez que sentí tu ausencia, cada día era un recuerdo continuo de aquellas noches bailando o aquellas madrugadas donde no existía nada que no fuese tu sonrisa y mis ganas de perderme en ella, tal vez lo que empezó como un juego se convirtió en una costumbre, en una necesidad. Pasar de estar un rato juntos a compartir las horas como si fuesen minutos, pasamos de ser nada a serlo todo sin ni siquiera ser nada. Tu ya me entiendes y no hacía falta que nos entendiese nadie más, me bastaba con saber que me querías, que nos queríamos sin tener que dar explicaciones a nadie y ser tener una fecha de principio, pero si la teníamos de fin y los dos éramos conscientes de ello. tal vez es cierto que para terminar algo debe empezar y nunca empezamos, siempre jugamos a querernos a escondidas, a ser todo sin ser nada, eso fue, jugamos a no querernos y perdí, perdí el día que me di cuenta lo mucho que te iba a echar de menos. Y llegó el fin, como siempre, y vuelta a empezar, pero lejos. Tocaba aprender a ser amigos, de esos que luego no se van a casa juntos ni comparten cama, de los de verdad, y no sé cómo pero al final aprendimos, tal vez por la distancia que nos separaba o simplemente porque era la única forma de no perdernos del todo. Te superé, nos superamos el día que compartimos cama por separado y no nos dolió, ese día entendimos que ya no nos hacíamos daño, que todo el dolor había desaparecido y nos quedaba eso: amistad. Aunque resulta curioso porque nunca fuimos más que eso, de alguna forma lo fuimos todo sin ser nada, nunca nos hizo falta etiquetarnos como pareja porque los dos sabíamos lo que sentíamos y nos importaba una mierda si el resto del mundo no entendía por qué nos mirábamos así o porque siempre estábamos juntos. Me importaba todo una mierda cuando estaba contigo, esa es la verdad. Pero no te quiero hablar de eso, quiero hablar del presente, de dos personas que por un mal entendido son capaces ni de mirarme a los ojos, y ya no te hablo de que si un día me quisiste o si un día estuviste enamorado, ya te hablo como aquello que nunca dejamos de ser: amigos. Porque tal vez un amor se puede sustituir pero un amigo debe ser más complicado, y no, no quiero volver a aquello que teníamos hace un tiempo, no, pero te prometí que siempre estaría contigo de una u otra forma, y ahora eres tú quien no me deja cumplir esa promesa. Ojala algún día te des cuenta que te perdí una vez, y no quiero perderte dos veces, no quiero tener que olvidar esa parte que me queda de ti, no quiero ser un recuerdo, quiero ser a quien acudes cuando estás bien pero también cuando todo falla, a quien le cuentas que has tenido un día de mierda y con quien celebras las victorias. Quiero que te des cuenta que una amistad no se rompe por una tontería. Y ojala te des cuenta pronto porque me gustaría saber cómo no eres capaz de mirarme a los ojos después de compartir tantas miradas, como has conseguido borrarme de tu vida por una tontería, tal vez me queda pensar que ni antes nos quisimos tanto ni ahora me odias tanto, quiero decir...no entiendo cómo puedes dejar de querer a alguien tan rápido, o cómo puedes ignorar a alguien que quieres.. Y, si tú puedes enséñame, que esto se me hace cuesta arriba.

miércoles, 1 de junio de 2016

Contigo



No me gusta pensar en el futuro y he aprendido a no pensar en el
pasado, el futuro tal vez me de miedo y el pasado es eso: pasado, algo que no
va a volver y que me he dado cuenta que no merece vivir en un lugar que ni si
quiera existe, no se puede vivir de un recuerdo. Hace un tiempo que cuando veo
el vaso medio vacío me lo termino y me pongo otra copa, y así hasta que lo veo
medio lleno, o hasta que me emborracho y que le den por el culo al vaso.
Siempre he sido un chica sonriente, pero nunca he sido la causa de esa sonrisa,
quiero decir, mi felicidad siempre ha dependido de alguien, no digo que sea una
chica débil, no lo soy, pero siempre alguien tenía ser quien me daba esa fuerza
para seguir luchando, hasta que te das cuenta que cuando tu vida depende de
otra sonrisa realmente no estás queriendo bien, y tampoco es justo que la otra
persona tenga el peso de tu sonrisa, que somos demasiado egoístas en ese
aspecto, no te preocupas tu por ser feliz...y tiene que preocuparse otra
persona? No, no es justo. Pero al final aprendes que no es sano querer de esa
forma, que puedes querer muchísimo, pero estas queriendo mal. Al final ya no
sabes si estás con el porqué le quieres o simplemente por esa dependencia. Con
el paso del tiempo y las hostias que vas coleccionando te das cuenta que debes
aprender a no depender de nadie que no seas tú, debes dejar que otra persona te
acompañe y haga el camino más fácil, pero no ir tras sus pasos, no esperar a
que te quieran para quererte ni dejar tu vida en otras manos, porque tarde o
temprano la pueden soltar y entonces ya no te queda nada. Puedo decir que he
aprendido a compartir camino y ojala destino desde que aquella sonrisa se cruzó
con la mía enseñándome que se puede querer de otra forma, se debe querer de
otra forma. Mostrándome un camino lleno de piedras, pero que estaba dispuesto a
recorrer conmigo. Estaba harta de la gente que me decía que todo iba a salir
bien, y fue él quien me dijo que mi mundo se estaba yendo a la mierda, pero que
se quedaría conmigo para volver a construirlo. Y es justo eso, alguien que te
diga las cosas tal y como son, que no te cuente el cuento de un para siempre
que no siente, que te diga que hoy te quiere, pero mañana no lo sabe. Que sepa
marcharse cuando ya no siente nada y no se quede ahí por comodidad, por pena o
por imbécil. Que sea capaz de decir te quiero mirándote a los ojos y no solo
por mensaje de texto, que te deje decidir tu vida y aceptar las decisiones aunque
sea él quien sale perdiendo. Alguien que te quiera, que te quiera de verdad,
que no te necesite y aún así quiera estar contigo, que pueda vivir sin ti pero
no quiera, eso es. Y un día aparece, como de la nada, sin presentarse y decir
que va a cambiar tu vida y te enseña que las promesas no son más que palabras
sueltas, que los para siempre son tan falsos como un hasta nunca, que hay que
quererse con hechos y no con palabras, que tal vez en unos meses todo termine y
por ello hay que aprovechar el tiempo en lugar de tener miedo, que el miedo es
el mayor enemigo del amor, y que el amor no da vida, pero la hace mucho más
fácil. La verdad que no sé qué va a pasar, pero quiero que pase contigo.